Nada es como parece




“Un ángel joven necesitaba sus entrenamiento final y fue enviado a la Tierra junto a un ángel viejo que le enseñaría las últimas pruebas.
Al bajar, tomaron el aspecto de dos peregrinos, uno joven y el otro viejo. Ese primer día caminaron muchas millas y a cada momento el viejo aprovechaba para enseñarle al joven.
Al caer la primera noche, divisaron una casa en el campo. Era pequeña y se notaba sencilla. Se acercaron y fueron recibidos por una hermosa pareja de ancianos que felices dispusieron para ellos una cena hecha con mucho cariño y también insistieron en que los dos peregrinos se quedaran a dormir en la alcoba grande.
El amanecer del día siguiente los despertó con los lamentos de la pareja de ancianos: la única vaca que tenían y de donde se proveían de leche, había amanecido muerta. Los dos ángeles les dieron sus voces de aliento y se despidieron casi en silencio en medio del dolor de los ancianos.
Caminaron mucho más que el día anterior y hubo muchas ocasiones para seguir enseñando. Al anochecer de nuevo, se acercaron a un inmenso palacio. Un guardia salió y los dos peregrinos le pidieron posada. El guardia tuvo que ir hasta donde el rico propietario y trajo como mensaje que si se podían quedar, pero que dormirían en el sótano y debían partir antes de que el sol saliera. Los dejaron entrar y no les ofrecieron ni un vaso con agua.
Antes de dormirse, en medio de la casi oscuridad del sótano el ángel viejo vio que una de las paredes tenía una gran grieta. Se acercó, observó con cuidado y con un pase mágico no solamente tapó la grieta sino que todo el sótano quedó pintado de un suave color.
Efectivamente, antes de que el sol saliera, un criado del palacio bajó hasta el sótano y con gran ruido los despertó y les anuncio que debían marcharse. Tampoco les ofrecieron nada de comer o beber antes de partir.
Esa mañana el ángel joven estaba muy callado. Te sucede algo? Le preguntó el ángel viejo. La verdad estoy muy confundido, le respondió el ángel joven. La primera noche fuimos atendidos de una forma amable y amorosa por esa pareja de ancianos que nos dieron hasta su propia alcoba para descansar y a cambio dejaste morir su única vaca. Por el contrario, anoche en aquel palacio, nos dejaron dormir en aquel frio sótano, sin ofrecernos un pedazo de pan siquiera y tú no solo les arreglas esa gigantesca grieta sino que dejas pintado todo el sótano.
Nada es como parece, le respondió el ángel viejo. Esa primera noche, en aquella pequeña casa, luego que te dormiste, bajó el ángel de la muerte a llevarse a la mujer anciana. Tuve que trasnocharme para convencerlo que la dejara vivir mucho tiempo más y que a cambio se llevara la vaca. Y anoche, en el palacio, cuando me acerqué a mirar la grieta en el muro, vi que detrás estaba oculto un gigantesco tesoro que seguramente habría triplicado la fortuna del actual propietario y supe que al encontrarlo, su corazón se habría endurecido mucho más por el oro y decidí tapar la grieta y pintarlo todo para que no lo hallara.
Habiendo Comprendido la Verdad en la lección, los dos ángeles regresaron a la morada celestial”.
Una cosa es lo que llamamos “realidad” y otra muy distinta aquello que distantemente denominamos “la verdad” sin saber muy bien de que se trata.
Ver lo aparente, lo “real”, nos impide ver “la verdad” que hay detrás de todas las cosas. Llenos de ideas, de teorías, de creencias de todo tipo y orden, nuestra mente y pensamientos nos llevan a establecer juicios, juzgamientos y señalamientos sin tener la suficiente perspectiva para poder entender y mucho menos Comprender las escenas que vemos en la vida.
Supongamos que la vida es el proceso de fabricación de un vaso de vidrio. Si estamos en las primeras fases, diríamos que un vaso de vidrio es un poco de polvo llamado silicio mas otro poco de cal. Pero eso no es un vaso de vidrio. En la siguiente fase, podríamos decir: “pobre silicio y pobre cal sometidas a esos calores infernales del horno” y criticaríamos al dueño de la planta de producción por someterlos a ese infierno y diríamos que los operarios son malvados y perversos y le pediríamos a un dios milagrero que los sacara de ahí. Pero esa fase tampoco es la de un vaso de vidrio terminado.
Podríamos después criticar al artesano que sopla pero finalmente, al cabo de una horas, ahí está bellamente dispuesto un hermoso vaso de cristal.
Lo mismo pasa con nuestros procesos de vida. Aún no somos Seres Humanos. Estamos en vía de llegar a serlo y luego seremos más que eso. “Cosas mucho más grandes harán”, dijo el Maestro Jesús. Quieres saber qué tanto puedes llegar a hacer? Lo primero es llegar a SER.

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